¿Estás enamorado de tu follamiga? Hablemos del efecto Summer.

Se le llama efecto Summer, a la idealización de la mujer efectuada por chicos obsesionados con sus follamigas. Es más común de lo crees. A muchos nos ha ocurrido alguna vez en la vida. El nombre deviene de la chica de la película romántica «500 días con ella», quien no buscaba amor en el personaje principal, sino un poco de diversión. Sin dar más spoilers, es preciso mencionar que ella huyó cuando se percató que él quería más de lo que ella estaba dispuesta a proporcionarle. De igual forma, suele acontecer en la vida real cuando los hombres tratan de forzar los términos de las interacciones.

Evita el efecto Summer. No confundas sexo con amor

A menudo, tras haber tenido sexo casual con una mujer, es posible que se genere cierta complicidad que algunos tienden a malinterpretar. No somos robots. Después del sexo es natural que nos sintamos cómodos con la idea de compartir parte de nuestros pensamientos más íntimos, pero eso no significa que estemos desarrollando un vínculo diferente al de ser amantes.

A lo largo de la vida he conocido muchos chicos que han pasado por éste problema y no siempre lo suelen afrontar de la manera más madura.

Confundir el sexo con amor no es un mal exclusivamente femenino. Algunos hombres con poca experiencia sexual suelen «clavarse» con las mujeres que les han elegido para relaciones casuales. Lo anterior ocurre porque han idealizado en demasiado la experiencia sexual y la intimidad emocional posterior. Dichos varones se enamoran de la imagen que han creado de ellas. Derivado de su poca experiencia, cometen el error de asumir que será su única oportunidad de ser felices; por tanto, no es un amor real: se enamoran de lo que ellas representan, no de quienes son.

Acepta la naturaleza sexual de las mujeres.

Las mujeres no buscan estabilidad todo el tiempo. Hay chicas que sólo quieren tener intimidad sexual, porque se sienten calientes y les viene bien echar algún polvo sin compromiso. El problema radica en que la programación mental de numerosos caballeros considera imposible que las mujeres tengan ese tipo de necesidades, por lo que cuando ellos se convierten en el instrumento para satisfacer tales deseos, optan por ver romance donde sólo hay pasión.

Asumir a las mujeres como seres puramente emocionales es negar parte de su naturaleza. No te engañes ni te enganches con vínculos que jamás lograran ser. Si no estás dispuesto a ser el juguete sexual de nadie, déjala ir. No te quedes donde no eres feliz ni donde no te sientes a gusto. Si bien es cierto, es más fácil convertir a tu follamiga en tu novia que a tu novia en follamiga, también lo es que la necesidad es repulsiva. Si tu «free» te percibe necesitado, se asustará y querrá tenerte lejos de su vida. Nadie quiere un acosador.

Las mujeres no son zorras ni angeles, no son diosas ni demonios, sólo personas. No les pongas títulos inmerecidos ni te aferres a aquello que sólo está en tu cabeza. Aprende a valorarlas con los ojos bien abiertos y a decir que no, cuando busques algo distinto a ellas. Se vale no estar de acuerdo. Una relación se construye entre dos.

Madura: no todos buscamos lo mismo

Parte del proceso de madurar emocionalmente, implica entender que no todas las personas buscan lo mismo que tú y que para realmente amar a alguien no basta con sentir el punzón de la química sexual, sino que se precisa ser compatibles en muchas otras áreas.

Es natural sentir emociones fuertes por la persona con quien tienes intimidad sexual. Lo que no es sano es tratar de forzar las cosas. Lo mejor que puedes hacer es tener intimidad con más mujeres en plan casual. Si después de ello te percatas que no puedes dejar de pensar en la chica que te obsesiona; si sigues enamorado de tu follamiga, plantéale de forma calibrada que quieres otro tipo de interacción. Si ella se niega a otorgarte otra categoría, termina esa relación. Por mucho placer que te de tener intimidad con alguien; no vale la pena continuar una relación que te hace sentir miserable.

Si te has enamorado de tu follamiga y no sabes qué hacer. Sigue mis consejos. Pueden doler, pero es lo correcto. Debes actuar de manera madura para lograr superar el efecto Summer.

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