¿Cómo saber si soy un alfa o un beta? Es una de las preguntas que más atormenta a los aprendices de seducción. Aquí te tengo la respuesta.

El filósofo griego Heráclito solía decir que el cambio es lo único constante en la vida y yo opino que tiene toda la razón. Por mucho que se parezcan, ningún día es idéntico y ninguno de nosotros nos mantenemos estables en el mundo.

Al igual que el resto de los seres que existen, nos movemos en un tren a toda velocidad cuyo destino inevitable es la muerte. No quiero sonar fatalista, pero la única verdad que tendremos en la vida es que ésta acabara tarde o temprano, sin que podamos saber cuando.

Derivado de esa certeza, todos los seres vivos hemos desarrollado mecanismos de respuesta a los peligros que nos presenta la existencia. Dichos instrumentos suelen representarse en adaptaciones que hemos desarrollado en torno al ambiente en el que precisamos sobrevivir y progresar. 

En el mundo natural en especies parecidas a la nuestra, los machos mejor adaptados son más solicitados por las hembras, quienes buscan aparearse con ellos. A dichos machos se les suele llamar alfa, mientras que a aquellos menos atractivos para el sexo opuesto, se les conoce como betas.

Los seres humanos, gracias a nuestros ancestros logramos desarrollar herramientas que nos han permitido superar los limites que nos impone la naturaleza. Hemos dejado de precisar evolucionar genéticamente, remplazando la lucha por la supervivencia natural, por una nueva batalla de carácter social y económico.

En este nuevo entorno los elementos que disparan la atracción de las hembras de nuestra especie se han vuelto más complejos. Si bien es cierto que un buen aspecto físico, sigue siendo algo deseable; no es el principal motor de los deseos femeninos, sino que éstos han tendido a decantarse por características más de corte actitudinal.

Las mujeres saben que no todo lo que brilla es oro y precisan tener la certeza de que el hombre que elijan, les va a poder proveer de las experiencias que necesitan para satisfacer sus necesidades emocionales y afectivas; lo cual no es posible descubrir únicamente mirando sus cuerpos.  Derivado de lo anterior, es posible manifestar que la única diferencia significativa que existe entre un alfa y un beta de nuestra especie, es su actitud ante la vida y lo que ésta logra comunicar a las mujeres.

Las mujeres buscan hombres que logren despertar su interés y sean capaces de hacerles vivir un amplio abanico de experiencias emocionales.

La condición de alfa o beta no es permanente, sino que se construye día a día con cada uno de nuestros actos. Hay hombres alfa que han sido betaizados y hombres que originalmente se comportaban como betas, quienes a base de mejorarse a sí mismos, han creado rasgos tan alfa que han terminado imponiéndose sobre su anterior programación mental.

Ante el miedo y la incomodidad el beta se paraliza y el alfa confronta. Mientras uno reacciona aterrado ante los conflictos que le presenta el mundo, el otro se emociona por los retos que éste le presenta.

Si quieres ser más alfa comienza por analizar la forma en que interpretas lo que te pasa cada día. Si existe una manera más potenciadora de afrontar un mismo problema, síguela. En la medida en que tengas más control y aprendas a direccionar de mejor manera tu vida, tu alfa interior habrá descubierto su autorrealización.

Ser alfa o beta es algo que depende enteramente de ti y de tu manera de afrontar tu existencia.

Soy tu amigo y ala Belman. Por el momento es todo. Como siempre es un gusto saber de ti. Espero que tengas un excelente día.

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